Que no sea de otro quien pueda ser dueño de sí mismo

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Hay palabras que se dicen casi sin querer y acaban quedando en el recuerdo para siempre. A veces se convierten en dogmas de vida que seguimos a rajatabla, como si fueran una verdad absoluta. Como mínimo, son consejos sabios que nos gusta oír y leer, y nos hacen pensar.

Conserva tus sueños. Nunca sabrás cuándo te harán falta.

El respeto es como el dinero. Puedes pedirlo, pero es mejor ganártelo.

No hay destino marcado ni futuro que no se construya.

Somos fruto de nuestras palabras. Consecuencia de nuestros actos.

En la vida hay que dejar huella, pero siempre con tus zapatos favoritos.

Pensar es fácil, actuar es difícil. Pero poner dichos pensamientos en acción es, sin duda, lo más complicado.

No juzgues a una persona por sus respuestas, sino por sus preguntas.

Aquellos que no son capaces de pensar por sí mismos, no piensan en absoluto.

La distancia entre locura y genialidad solo se mide con el éxito.

Cuando te encuentres a ti mismo al lado de la mayoría, es tiempo de parar y reflexionar.

Primero aprende las reglas del juego. Después, juega mejor que nadie.

El misterio de la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar.

Trabaja en silencio. Deja que el éxito se encargue de hacer todo el ruido.

La felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.

No hay que tener miedo de renunciar a lo bueno para ir por lo grandioso.

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